Este año se detectaron 4.600 infracciones, el año pasado fueron 3.200. Un aumento, pero Ostende ahora controla mucho más. Y son principalmente los visitantes los que cometen el error. Hace dos años, casi la mitad de los delincuentes todavía vivían en Ostende, pero ahora casi no se observan violaciones entre los propios residentes de Ostende. Cualquier persona que arroje la colilla al suelo en Ostende se arriesga a recibir una multa de hasta 350 euros por gasolina.