Como aliado del presidente Bashar al-Assad, Rusia desplegó aviones de combate el fin de semana pasado contra el último gran grupo de rebeldes en la región. Esta vez atacaron principalmente viviendas de civiles. El bastión rebelde de Idlib está parcialmente controlado por el movimiento yihadista Hayat Tahrir al-Sham.
Desde octubre, las fuerzas rusas y sirias han aumentado la violencia en respuesta a un ataque con drones contra el ejército. Más de cien personas perdieron la vida. El ministro de Defensa de Siria dijo el martes que ocho drones más pertenecientes a “organizaciones terroristas” fueron derribados.
El conflicto en Siria, que comenzó en 2011 con la represión de manifestaciones a favor de la democracia, ha matado a más de medio millón de personas. El régimen ha recuperado en gran medida el control con el apoyo de sus aliados rusos e iraníes.