Ella era el epítome de la rubia apreciada en el cine y la televisión alemanes a finales de los años 1960 y 1970. Ingrid Steeger, nacida como Ingrid Stengert en Berlín en 1947, apareció valientemente en “El gorila del Soho”, en “Las baronesas enamoradas”, “I – a groupie”, “Blutjunge Seductresses” y “El plátano dorado de Bad Porno” y el notorio “colegiala” y “informe de marido”. Al mismo tiempo, era una artista de cabaret bastante consumada en el escenario. En 1974 cautivó a Helmut Dietl con “Historias de Munich”.
Pero se hizo famosa en 1973 con “Klimbim” de Michael Pfleghar. El increíble disparate de esta payasada gozó de gran popularidad en aquella época: Elisabeth Volkmann, Peer Augustinski y Horst Jüssen no omitieron insultos ni obscenidades en sus sketches. Pero no tenían ninguna posibilidad contra Ingrid Steeger como «la chica de los números», que también era lasciva. Interpretó a una rubia hasta el punto de hablar, abrió los ojos, hizo todos los gestos que cabría esperar de una seductora. Y nunca dejó que le quitaran la mantequilla del pan. Ingrid Steeger pertenecía a la familia alemana. Fue imitado, se volvió proverbial.
“Klimbim” se exhibió hasta 1979. Nadie estaba más decidida que Ingrid Steeger, pero lo aprovechó al máximo en la televisión y en el escenario. En “El salvaje oeste incluido” (1988) y “El gran Bellheim” (1993) parodió encantadoramente su imagen de mujer fatal con un gran corazón. Posteriormente tuvo problemas de salud y económicos y no siempre tomó buenas decisiones. Apareció en obras de teatro sensacionalistas y finalmente en el festival de Bad Hersfeld, donde también vivió.
El 22 de diciembre, Ingrid Steeger, símbolo del entretenimiento televisivo de los años 70, falleció a la edad de 76 años.