En su carrera política, Desi Bouterse ha causado mucho daño a Surinam. A sus 78 años, finalmente parece estar pagando la cuenta.
Desi Bouterse pareció intocable durante mucho tiempo, como líder del ejército, presidente, populista carismático y como el “hombre fuerte” que burló a todos, a pesar de los asesinatos de diciembre y una condena por tráfico de drogas. Pero el miércoles Bouterse fue condenado por tercera vez, y ahora de forma definitiva, por ser responsable del asesinato de quince opositores políticos en diciembre de 1982.
Los familiares han esperado nada menos que 41 años por justicia. Mientras tanto continuaron luchando incansablemente por ello. El juicio en sí duró dieciséis años y fue obstruido y retrasado por el sospechoso siempre que fue posible. Pero los jueces no se dejaron intimidar y emitieron un veredicto completo y riguroso. Para Surinam, la condena de Bouterse es un acontecimiento histórico cuya importancia difícilmente puede sobreestimarse. El país pequeño y dividido se ha visto debilitado por la corrupción y una crisis económica, pero el Estado de derecho se ha mantenido intacto.
El Tribunal de Justicia de Surinam rechazó una solicitud para arrestar inmediatamente a Bouterse, creando una situación extraña. El fiscal general debe ahora decidir cuándo será detenido Bouterse.
Un arresto no está exento de riesgos. El ex líder del ejército todavía tiene muchos seguidores, lo que podría causar “muchos disturbios”, como dijo en tono amenazador la semana pasada. No está claro hasta qué punto se debe tomar en serio esta amenaza. El ambiente en Paramaribo era tenso, pero tras el veredicto se mantuvo la calma.
Es un asunto delicado para las autoridades, pero ojalá se pueda completar el proceso legal. El veredicto permite que comience el proceso de curación en la sociedad surinamesa, como señaló el presidente Santokhi. Pero sólo se podrá llegar a una conclusión real si Bouterse es realmente castigado por sus crímenes.
La condena de Bouterse marca el final de la carrera política de un hombre que hizo mucho daño al país. Poco después de la independencia, dio un golpe de estado y mató a quince opositores políticos. Posteriormente convirtió a Surinam en un narcoestado. Llevó al país al borde del abismo económico con políticas populistas que no fueron cubiertas por el tesoro. A sus 78 años, finalmente parece estar pagando la cuenta.
Los problemas de Surinam no han terminado con la condena de Desi Bouterse. Pero gracias a la valiente actuación de los jueces, el procesamiento de los traumáticos acontecimientos de la noche del 7 al 8 de diciembre de 1982 ha dado un paso más.
La posición del periódico se expresa en el comentario Volkskrant. Es el resultado de una discusión entre los comentaristas y el editor jefe.