El poder especial permitía a Disney, entre otras cosas, recaudar impuestos y garantizar servicios públicos esenciales, como la recolección de basura y el tratamiento de aguas, en el distrito donde se ubica Disney World.
La enmienda sigue a la condena de Disney de la ley “No digas gay” aprobada en Florida en marzo. Esta ley prohíbe que las escuelas primarias hablen sobre orientación sexual o identidad de género en clase.
Disney inicialmente guardó silencio sobre la ley, pero después de las críticas, la compañía, que tiene más de 75,000 empleados en Florida, se pronunció de todos modos. El CEO Bob Chapek se comprometió a apoyar a la comunidad LGBT a través de una donación de $5 millones a la Campaña de Derechos Humanos y otras organizaciones para proteger los derechos de las personas LGBT. También dijo que hablaría con DeSantis y que Disney detendría todas las donaciones políticas en Florida. A fines del mes pasado, Disney se comprometió a trabajar para lograr que la ley sea derogada.
Aún no se sabe cuáles serán las consecuencias exactas del retiro del estatus especial de Disney en Florida. Disney aún no ha comentado sobre la decisión de DeSantis.