Los procedimientos judiciales y las sentencias son el defecto del sistema italiano


El acoso que se describe como una broma, una puerta entreabierta que se confunde con una «invitación a atreverse», la violencia doméstica descrita como una pelea familiar, las acciones o el carácter de la víctima que se convierten en la causa de las acciones violentas y el raptus, si incluso Ya no se llama así, lo que todavía aparece disfrazado en algunas reconstrucciones, tal vez como un «crimen impulsivo». Las palabras con las que las frases describen casos de violencia contra las mujeres son significativas: perfilan la realidad y contribuyen a crear cultura. Pero también revelan estereotipos y prejuicios que pueden influir en la narrativa judicial y, por tanto, en el resultado de los juicios.

Entre los ejemplos más recientes, la absolución en Roma de un trabajador escolar acusado de manosear a una estudiante de 17 años. En ese caso, los jueces consideraron creíble a la niña y juzgaron el acto como violencia sexual, pero decidieron absolver al acusado por no haber cometido el delito, convencidos por la «tesis defensiva del acto de broma». Otro caso muy debatido el verano pasado -cuando se publicaron los motivos- fue la absolución en Florencia de dos jóvenes acusados ​​de violar a una amiga suya de 18 años durante una fiesta en 2018. El juez de instrucción justificó la absolución por «la percepción errónea del consentimiento» de la joven que, subraya la sentencia, se había comportado en el pasado de maneras que podrían haber creado un malentendido entre los dos jóvenes. Una sentencia que vuelve a poner en el centro la cuestión del consentimiento, al tiempo que muestra esa forma de victimización secundaria que consiste en examinar el comportamiento pasado de la mujer, para justificar el acto violento. Otra línea de sentencias es la que defiende el punto de vista del abusador, en el que la empatía pasa de la víctima al verdugo, como en una sentencia de 2018 en Génova por feminicidio en la que se dice que el comportamiento de la víctima hizo « «ir loco» su marido, «provocó» su reacción. El hombre, escribe el juez, «actuó bajo la presión de un estado de ánimo muy intenso, no engañoso ni completamente humanamente incomprensible».

«Los magistrados viven en esta sociedad, tienen ideas y prejuicios – comenta el presidente del Tribunal de Milán, Fabio Roia -. Aquellas sentencias en sentencias o documentos judiciales, donde por ejemplo hablamos de conflicto y no de violencia, derivan o de una ausencia de formación multidisciplinar o de que un prejuicio personal se está trasladando al ámbito judicial. Debemos aprender a juzgar de manera secular, eliminando incluso los condicionamientos involuntarios en cuestiones tan delicadas como ésta. Afortunadamente – concluye – estas sentencias son casos aislados».

Una importancia, la del lenguaje de las frases, que surgió bien en 2020 con el Step Report, un proyecto liderado por la Universidad de Tuscia, en colaboración con Differenza donna y apoyado por el Departamento de Igualdad de Oportunidades, que examinó el lenguaje de 250 frases ( así como los medios de comunicación) pusieron de relieve los estereotipos y prejuicios que impregnaban muchos dispositivos, mostrando así lo difícil que sigue siendo la transición de una sociedad patriarcal a una sociedad de igualdad entre sexos. Las leyes pueden acelerar el cambio cultural pero no agotarlo y el análisis de las sentencias muestra precisamente esta resistencia cultural, las raíces del estereotipo. Del Proyecto Step nació el pasado mes de octubre un Observatorio dedicado a los medios de comunicación, mientras que el trabajo sobre las sentencias continuará gracias a un acuerdo con el Tribunal y la Fiscalía de Tívoli y con un proyecto ganador del concurso MIUR Prin 2020, coordinado por Flaminia Saccà , profesor de sociología de los fenómenos políticos en la Universidad La Sapienza. Esta vez, sin embargo, el análisis de algo menos de 500 sentencias buscará buenas prácticas, para mostrar cuáles son las estrategias efectivas para combatir la victimización secundaria y cómo, esta vez de manera positiva, las palabras de una sentencia pueden marcar la diferencia en el renacimiento de una mujer y en la sociedad en su conjunto.

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