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En la mitología de los fundadores de la tecnología, el rechazo es una etapa crucial del viaje del héroe, seguida del regreso triunfal. El cofundador de OpenAI, Sam Altman, casi completó este arco en el espacio de un fin de semana. Su salida deja a la empresa de inteligencia artificial en una posición vulnerable.
El viernes, la junta directiva de OpenAI decidió que había perdido la confianza en su director ejecutivo. La declaración incruenta proporcionada estaba en desacuerdo con la rápida destitución de Altman. Se produjo apenas una semana después de que ChatGPT, el chatbot de IA generativa de OpenAI, alcanzara un hito importante, alcanzando 100 millones de usuarios semanales.
Altman ha sido la cara de OpenAI, impecablemente conectado en Silicon Valley y capaz de encantar a Washington. Ha ayudado a impulsar a la empresa hacia proyectos comerciales. El caos en torno a su salida, su casi reincorporación y su posterior reemplazo harán reflexionar a los inversores. OpenAI esperaba vender pronto acciones a una valoración de 86 mil millones de dólares, 66 veces su tasa de ingresos anuales reportada. Esto ahora está en peligro.
En público, el inversor de OpenAI, Microsoft, ha prometido apoyar a la empresa. Tiene pocas opciones. El desacuerdo socavará la confianza en su costosa apuesta por OpenAI justo cuando intenta persuadir a los clientes para que comiencen a pagar por herramientas impulsadas por IA. Pero la salida de Altman hizo caer el precio de las acciones de Microsoft en casi un 2 por ciento el viernes. Cayó otro punto porcentual en las operaciones fuera de horario.
En la batalla entre los inversores de OpenAI y los miembros de la junta directiva, las prioridades difieren. La junta directiva de cuatro personas, que carece de experiencia corporativa importante, controla la matriz sin fines de lucro de OpenAI y está encargada de salvaguardar la creación de inteligencia artificial general. Los inversores están preocupados por la monetización. Los costos superan los ingresos. Se necesita más financiación. La salida de Altman presenta la posibilidad de que cree una nueva empresa que competirá por clientes y capital de riesgo.
Los fundadores y cofundadores de empresas como Reddit, Twitter, LinkedIn, Zynga, Dell y Google se fueron y regresaron como directores ejecutivos con diversos grados de éxito. Las remontadas dependen de las circunstancias de salida. Los desacuerdos sobre estrategia dejan la puerta abierta. El mal comportamiento personal no. La salida de Altman entra en la primera categoría. Un futuro regreso no está descartado.
Son pocos los cofundadores que dirigen su empresa a perpetuidad. Un estudio de 2018 realizado por el Foro sobre Gobierno Corporativo de la Facultad de Derecho de Harvard encontró que la mayoría de las empresas no estaban dirigidas por su fundador en el momento de cotizar en bolsa. Los que permanecieron en sus puestos tendieron a tener derecho a voto. Altman carecía del capital que podría haberle proporcionado estos. Su partida sirve como un poderoso recordatorio de los beneficios del poder de voto.
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