Originaria de la tradición judía, esta galleta se ha hecho mundialmente famosa: la Real Enkhuizer Jodekoek. Se fabrica desde hace más de un siglo en la fábrica de Enkhuizen, donde circula sobre la cinta desde primera hora de la mañana hasta última hora de la noche. Baker Kees Vlaar está muy orgulloso de ello. ¿Qué pasa con el resto de Enkhuizen? NH lo pone a prueba.
Pero, ¿cómo obtuvo su nombre la galleta Real Enkhuizer? “A principios del siglo XX, un panadero frisón desarrolló los primeros pasteles en la fábrica de pan y pastelería Enkhuizer. En Ámsterdam aprendió los trucos del oficio de un panadero judío”, explica Vlaar. “Luego vino a Enkhuizen y la receta fue perfeccionada. Desde entonces, se elabora aquí desde hace más de cien años”.
Nunca hay dudas sobre el nombre. “Hace unos años incluso discutimos el nombre con el Consejo Judío. Están orgullosos de que el pastel se llame así. Por eso se llama Jodekoek”.
Nuevo en el embalaje.
El proceso va muy rápido. Desde un trozo de masa hasta una galleta envuelta crujiente, se necesitan 25 minutos para ser precisos. “Entran en el horno, se enfrían y luego terminan en manos de las envasadoras, tras lo cual pasan a la distribución”. En total, por año ruedan por la cinta 90 millones de pasteles, aproximadamente 400 mil por día.
En el conocido envase violeta, la galleta es popular en el país y en el extranjero. No hay Enkhuizer que no lo conozca. “Sí, lo conozco muy bien, es muy bueno”, dice un transeúnte en la calle. “Al igual que el almanaque Enkhuizer, lleva el nombre de Enkhuizen. Eso lo hace especial”, dice una mujer. Tampoco le es desconocida una pareja de Frisia. “Incluso crecí con él, mi madre siempre lo tuvo en casa. Sabe muy bien y además es asequible”.