Aún así, tómate todo el tiempo posible, sabiendo que antes de diciembre habrá que tomar una decisión sobre el MEDE. Y mientras tanto, veamos cómo avanzan las negociaciones sobre el nuevo Pacto de Estabilidad. Esta es la estrategia sobre los expedientes más espinosos que el Gobierno tiene sobre la mesa de aquí a finales de año. Que todos miran a Brxuelles. También la suerte de las concesiones de playas, que hace que el Ministro Raffaele Fitto se comprometa a llevar adelante las negociaciones con la UE.
El expediente costero
El gobierno ha certificado que actualmente sólo el 33% de las costas italianas están asignadas y, basándose en estos datos (y en la idea que apoya la mayoría, es decir, que no hay escasez de recursos), el objetivo sería desarrollar una norma, compartida con Bruselas, lo que permite, por un lado, dar seguridad a los operadores, también protegerlos de las iniciativas de las administraciones locales y, por otro, también cerrar el procedimiento de infracción.
Pacto de Estabilidad, el juego se cerrará el 8 de diciembre
Lo más destacado son entonces las negociaciones sobre el Pacto de Estabilidad, que el Ministro Giorgetti tendrá que discutir nuevamente con sus socios europeos quizás ya a finales de la próxima semana si se confirma la intención de convocar una reunión extraordinaria de los Ministros de Finanzas de los países de la UE. El asunto debería estar cerrado antes del 8 de diciembre, cuando el Ecofin y el Eurogrupo ya estén en la agenda, una semana antes del último Consejo Europeo del año. Mientras tanto, el calendario sobrecargado de la Cámara debería posponer la votación sobre el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). El Primer Ministro siempre ha hablado de una lógica de paquete que vincula inextricablemente el Pacto y el MEDE.
Posible ratificación del MEDE antes del 31 de diciembre
En el Palacio Chigi también habría surgido la perspectiva de aplazar todo hasta enero. Un escenario que, sin embargo, tendría varias desventajas porque complicaría la gestión de las negociaciones sobre el Pacto y correría el riesgo de dañar las relaciones con los socios europeos. Sin embargo, por el momento todo permanece formalmente congelado. Mientras, entre bastidores se hace más fuerte el reconocimiento de la necesidad de llegar a una conclusión antes del 31 de diciembre. También porque en la balanza está también el delicado debate sobre el Pnrr y sobre las modificaciones propuestas al Plan, que ocupan los pensamientos tanto del gobierno en Roma como de los funcionarios de la Comisión en Bruselas.