El sonido indie pastoral-espiritual de Zach Condon prospera en la oscuridad y el frío.
Antes de que la pandemia pusiera fin a todas las giras de conciertos, Zach Condon tuvo que cancelar su álbum GALLIPOLI en Beirut debido a una infección en la garganta. Debido a sus problemas de voz, alquiló una casa en un lugar donde en invierno el sol sólo se ve brevemente, y en Hadsel, en el norte de Noruega, reina el frío y la oscuridad. Su atracción era la “Kirke” octogonal con un órgano de principios del siglo XIX.
Un experto de Hadsel llamado Oddvar le consiguió las llaves y Zach Condon se apoderó de la sensación de que no era rival para este órgano. Y así, los acordes clásicos de Beirut que grabó previamente en el acordeón provienen de un órgano en la canción principal, lo que le da grandeza a la música.
Los fanáticos de Beirut conocen los otros ingredientes: las múltiples voces de Condon, una trompeta clara como una campana: el sonido de la belleza inmediata. El álbum se desarrolla a partir de este punto de partida: “Arctic Forest” golpea el frío con ritmos tropicales, “So Many Plans” es americana para la región al norte del Círculo Polar Ártico, “Süddeutsches Ton-Bild-Studio” es un vals de otro mundo, antes del El ritmo final de Farfsa marca la pauta. La canción se llama “Regulatory” y de eso se trata Zach Condon en este álbum: de volver a regular cosas que se habían descarrilado.