Juve, ¿Allegri no mejora su juego? Sí, pero con él Rugani se parece a Beckenbauer…

La Dama también sufrió en Florencia, pero gracias al crecimiento de los distintos Gatti, McKennie y Kean volvió a competir al más alto nivel.

Pierluigi Pardo

Los exámenes nunca terminan, como siempre hemos sabido. En el caso de la Juventus de Max Allegri, el examen final ya tiene fecha concreta, el 26 de noviembre. Mientras tanto, sin embargo, el profesor Ranieri intentará socavar las certezas construidas por Allegri con su perfecta defensa. Nueve horas y más de fútbol sin encajar un solo gol. La otra tarde, al salir de Franchi, paseando por las avenidas de una Florencia herida y como siempre maravillosa en compañía de Massimo Ambrosini y Federica Zille, estábamos evidentemente hablando de fútbol. ¿Cómo podemos juzgar el desempeño de la Juventus con equilibrio, es decir, sin dejarnos tragar por la empalagosa diatriba de triunfadores versus jugadores, que a menudo parece condicionada sobre todo por la cuestión de las simpatías personales? Los hechos. El juego falta, desde luego. En algunas fases de la carrera, la salida del fuerte resultó especialmente complicada dada la fuerza de las ráfagas violetas. Pero al mismo tiempo, ¿cómo dejar de lado los números, cómo no subrayar los progresos defensivos, el espíritu compacto y feroz encontrado? Seamos claros: ¿quién de vosotros habría imaginado, después del tragicómico gol en propia puerta de Reggio en el minuto 90, seis partidos sin encajar siquiera un gol? Además, ¿quién hubiera pensado que podrían lograr ese resultado sin el vigoroso liderazgo de Danilo, que es algo que, junto con Rabiot, Allegri nunca abandonaría?

NO SÓLO GATOS Y RUGANS

Pequeño rebobinado. Gazza de los días previos a la Juve de Milán, la lesión del brasileño que acaba de ocurrir, piezas dedicadas con razón a la tentación alegriana de volver al 4, porque presentarse en San Siro con Rugani y Gatti objetivamente parecía una apuesta. Pero no. Unas semanas más tarde hay que decir que el número 4, salvo algunas salidas no autorizadas fuera de la portería con gritos asociados de Max desde el banquillo, encontró autoridad, Rugani tuvo continuidad, entre nosotros en Florencia casi parecía Beckenbauer, nada mal para un jugador que hasta hace unas semanas estuvo fuera del radar de la Juventus. Hoy podría conducir al pequeño Huijsen junto con Bremer. Una vez más, McKennie, un verano pasado en Caselle en tránsito hacia posibles destinos futuros se ha vuelto imprescindible y, además, adaptable entre el carril y las posiciones centrales. ¿Lo habrías creído? Y Kean, de cuya estabilidad psicológica siempre se ha hablado más que de su talento, ha vuelto a ser una preciosidad, un estudiante modelo que consigue aceptar dos goles anulados por el VAR por cosas milimétricas y similares con una sonrisa en los labios o casi.

MÉRITOS INDISPUTABLES

El principal mérito de toda esta hermosa historia reside claramente en Livorno, con el debido respeto a quienes han confiado a Allegri la responsabilidad de todo en los últimos dos años, incluidos el cambio climático y las turbulencias geopolíticas. El equipo ha encontrado espíritu, unidad e incluso ironía (el chiste de Szczesny sobre los 89 minutos de sufrimiento es gigantesco). Hoy en día se puede bromear sobre estas cosas. Max será el último en ofenderse. En su corazón sabe bien que todavía es un trabajo en progreso, que la distancia con el Inter todavía está ahí y que la Juve de Florencia probablemente será suficiente para conseguir un lugar entre los cuatro primeros, pero no para los sueños del rock and roll que millones de Los fanáticos cultivan. En definitiva, si es cierto que Allegri aún no ha mejorado el juego, ciertamente ha mejorado a los jugadores. Es un primer paso. Los próximos encuentros con Ranieri, Inzaghi y nuevamente el de García el 8 de diciembre podrán confirmar o anular el veredicto, como si se tratara del episodio de un nuevo formato, al que con cierta originalidad podríamos titular el título de Cuatro. Entrenadores.





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