La escena clave de ‘Se derrite’ es aquella en la que Veerle Baetens consigue mucho con pocos recursos ★★★☆☆


L’enfer, c’est les autres, Jean-Paul Sartre ya lo sabía, y esto se aplica únicamente a los jóvenes adolescentes. Un año después de la entrada de Lukas Dhont Cerca ha centrado su cámara en las duras interacciones de los jóvenes adolescentes, Veerle Baetens hace lo mismo Se derrite, una adaptación cinematográfica muy fiel del bestseller de Lize Spit. El mayor cambio parece ser que el personaje de Pim en la película se llama Tim, pero por lo demás rota. Se derrite todavía sobre un grupo de amigos en un pueblo de Kempen que se está desmoronando, con consecuencias brutales y espantosas para Eva (Rosa Marchant).

desde de Se derrite Se vendieron más de 200.000 copias, muchos ya sabrán cómo le fue a Eva. Esto hace que esta adaptación cinematográfica sea una experiencia fundamentalmente diferente a la novela: en ella veías cómo una amistad de la infancia se desmoronaba poco a poco y el trauma de la Eva adulta burbujeaba bajo las páginas. La adaptación de Baetens es mucho más centrada: desde el principio se siente la miseria, desde el primer plano la sombra oscura de un recuerdo cruel se cierne sobre la película. Se derrite pasa directamente al desenlace.

Punto débil

De esta manera, el escenario es a la vez su punto fuerte y su punto débil. Se derrite: la trama está construida meticulosamente y el clímax brutal es inevitable, lo que sólo aumenta su impacto. Al mismo tiempo, parece muy artificial: aparte de Eva, los demás personajes son en su mayoría construcciones de la historia, cuyo único derecho a existir reside en la miseria con la que tiñen la vida de Eva. Figuras de clase como Naomi Velissariou y Sebastien Dewaele, como los padres en disputa de Eva, tienen que conformarse con un papel secundario ingrato.

La escritora Lize Spit (izq.) y la directora Veerle Baetens en el estreno de ‘Het smelt’ en Amberes.Imagen BELGA

hace de Se derrite una película que a menudo es un poco… en la nariz Lo es también porque las imágenes de Baetens dejan poco a la imaginación. Los flashbacks están bañados por la cálida luz del verano, mientras que la adulta Eva (Charlotte De Bruyne) vive en un frío invierno. Es una elección obvia, pero hay que admitir que funciona. Además, Baetens no cae en la trampa del «mira lo que puedo hacer»: su dirección es moderada, nunca se impone al guión y no se basa en trucos vistosos sino en elecciones simples y efectivas.

Están los opresivos primeros planos en los que captura a De Bruyne: ayudan a la actriz a hacer palpable el dolor de Eva sin demasiado diálogo. También la escena clave Se derrite Es uno en el que Baetens consigue mucho con pocos recursos. Además, cuenta con el apoyo de la interpretación vivida de Rosa Marchant, que carga sobre sus jóvenes hombros gran parte de la película. Se derrite Bien podría ser su película revelación. Y esto también se aplica al director Veerle Baetens. Se derrite es un excelente debut como directora de una cineasta que busca su propia voz con mano firme.



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