Adquisición, sólo 10 estaciones digitalizadas Pnrr en riesgo


La transición del antiguo Código de Adquisiciones al nuevo es una transición lenta. El juego, inaugurado el 1 de julio con el freno de mano en la calificación de los órganos de contratación, se complica con una pieza nueva pero fundamental: la digitalización de toda la máquina de licitación.

La fecha límite

Un cuello de botella complejo pero que una vez superado promete aligerar la carga burocrática sobre los hombros de la administración pública y de los operadores económicos. El plazo es uno de los que se marcarán en rojo en el calendario: hasta el 1 de enero, entre 5 y 6 mil estaciones de contratación calificadas deberán poder contar con plataformas digitales certificadas y capaces de comunicarse con la base de datos nacional de contratos públicos regida por la Anac. . Sin embargo, hasta la fecha los que han cumplido esta medida se pueden contar con los dedos de una mano: sólo son 10, un puñado en comparación con el objetivo estimado por la Autoridad Anticorrupción. A principios de 2024, sin una plataforma, ya no será posible lanzar licitaciones públicas, incluidas las del Pnrr.

El riesgo de un apagón de competencia

Las cifras en la luz sólo pueden aumentar, pero no se puede descartar – hasta la fecha – que la máquina de guerra de las razas se apague. Un riesgo que se está apoderando de los niveles superiores del aparato administrativo, por lo que se rumorea que se abrirá un paracaídas en las licitaciones del Pnrr con una exclusión -temporal- de las normas de digitalización. Una paradoja, dado que fue el Pnrr (y la UE) quien decretó la reforma con las nuevas normas de contratación. La hipótesis, hay que decirlo, fue descartada por el presidente de Anac, Giuseppe Busia, que descarta cualquier prórroga (ver entrevista en la página) aunque sea temporal. Por tanto, los poderes adjudicadores no tienen por qué dormirse en los laureles: la cuenta atrás para el final del año ya ha comenzado y ahora hay que darse prisa.

El partido de calificación de los poderes adjudicadores

Pero para complicar el panorama está también el otro juego, el que empezó en julio y que se llama «calificación» de los órganos de contratación. Un camino que cruza el de la digitalización: al final de todo el recorrido, las 26.000 estaciones, tanto activas como «silenciosas», tendrán que sobrevivir en 5.000 o 6.000, todas ellas modernas, eficientes y digitalizadas. Hasta el 10 de octubre, informa la Anac, sólo 3.222 habían superado la etapa de calificación. La autoridad aboga por un refuerzo renal y explica que los beneficios podrían compensar el esfuerzo. La contratación electrónica no sólo hará desaparecer el papeleo, sino que las estaciones de contratación, las empresas y las autoridades locales estarán interconectadas en un único flujo de información. Todas las fases de la licitación se gestionarán a través de la plataforma, incluida la transmisión de datos a la base de datos de la Anac. Y debutará el expediente virtual del operador económico construido por Anac: toda la información de una empresa estará inmediatamente disponible para su consulta y por tanto, explica la autoridad anticorrupción, antecedentes penales, certificados antimafia, impuestos y seguridad social. regularidad de las cotizaciones. El impacto es disruptivo: los datos y documentos «serán actualizados automáticamente por los organismos de certificación (Ministerio de Justicia, Interior, INPS, Inail, Agencia Tributaria) a través de la interoperabilidad» y por lo tanto «podrán ser consultados por los poderes adjudicadores y reutilizados en todos los procedimientos de adjudicación en los que participe el mismo operador económico». ¿Y las realidades más pequeñas, los pequeños municipios? Para ellas, el destino es confiar en sus «hermanas» mayores.

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