Por Gesa Schwanke
¡Estas memorias iluminan los capítulos más oscuros de su vida!
Britney Spears (41, “¡Ups!… I Did It Again”) vale 60 millones de dólares y, sin embargo, nunca lo ha tenido fácil.
Estrella de televisión a los 11 (“Mickey Mouse Club”), contrato discográfico a los 15 (“Jive Records”). Una carrera por la vía rápida (más de 136 millones de discos vendidos, un espectáculo de cuatro años en Las Vegas que recaudó 138 millones de dólares) en la que su psique se estrelló contra la barandilla en 2007.
Después de tres matrimonios fallidos (2004 con Jason Alexander, 2004 a 2007 con Kevin Federline, 2022 a 2023 con Sam Asgari) e innumerables apariciones extrañas en Instagram En su autobiografía “La mujer que hay en mí” (288 páginas, del 24 de octubre), ahora plantea un viaje de introspección.
Las declaraciones más descaradas.
►Engañó a su amor de la infancia Justin Timberlake (42) con el coreógrafo Wade Robson (41): “Salimos una noche y fuimos a un bar español. Bailamos y bailamos. Me besé con él esa noche”.
Ella fue leal a Timberlake durante años, “con esta única excepción”. Britney confesó el paso en falso con Wade (quien coreografió “Oops!… I Did It Again” y “I’m A Slave 4 U” en 2001, entre otras). La pareja logró superarlo.
Se decía que sus besos no tuvieron nada que ver con el fin del amor en 2002. Aunque la canción de Justin Timberlake “Cry Me a River” trataba sobre hacer trampa después de la ruptura y un doble de Britney en el video musical causó revuelo…
►beber con mamá lynne (68): “Cuando estaba en octavo grado, mi madre y yo condujimos las dos horas desde Kentwood hasta Biloxi, Mississippi, por diversión, y bebimos daiquiris mientras estábamos allí. Llamamos a nuestros cócteles “Toddies”. Me encantaba poder beber con mi mamá de vez en cuando. Nos volvimos más felices, más vivos y más aventureros”.
►Glatzen-GAU 2007: “Cuando era niño, me miraban muy a menudo. Desde que era adolescente, me han mirado de arriba abajo y la gente me ha dicho lo que pensaba de mi cuerpo. Me afeité la cabeza y me porté mal para defenderme”.
► Miedo al padre Jamie (71): “Papá bebía hasta no poder pensar más. Desapareció de casa durante varios días seguidos. Y cuando estaba borracho se ponía muy malo. Tenía mucho miedo de subirme al coche con él porque hablaba solo mientras conducía. Ni siquiera entendí lo que dijo. Parecía estar en su propio mundo”.
Jamie Spears también la destruyó sistemáticamente durante su carrera: “Si pensaba que era malo que me criticaran en la prensa por mi cuerpo, entonces me dolía aún más por parte de mi propio padre. No dejaba de decirme que me veía gorda y que tenía que hacer algo al respecto. La sensación de no ser nunca lo suficientemente bueno es devastadora para un niño. Ese fue el mensaje que me inculcó cuando era niña, e incluso después de que logré tanto, él continuó haciéndome lo mismo”.
►Infierno de tutela (2008-2021): “Me convertí en robot. Pero no es sólo un robot, sino una especie de robot infantil. Me había infantilizado tanto que perdí partes de lo que me hacía sentir yo mismo. La tutela me ha despojado de mi feminidad y me ha convertido en una niña. Me convertí más en un ser que en una persona en el escenario. Siempre había sentido la música en mis huesos y en mi sangre. Me robaron eso. Querían que fuera salvaje en el escenario, como ellos querían que fuera, y un robot el resto del tiempo. Esa fue la muerte de mi creatividad como artista”.
La amarga conclusión de Britney: “No merecía lo que mi familia me hizo”.