5 acciones concretas para reducir la huella de carbono de tu empresa


El Parlamento Europeo tiene como objetivo la neutralidad de carbono para 2050. Para lograr este objetivo, las empresas se comprometen a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Para la mayoría de ellos, el desafío sigue siendo saber cómo hacerlo. Más allá de la impresión a doble cara y las papeleras de reciclaje, ¿qué se debe hacer? ¿Por dónde deberías empezar? Por qué medios ? Para ayudarte a ver más claro, volvemos a cinco acciones a implementar para reducir la huella de carbono de tu empresa.

Reduce tu contaminación digital

No siempre sospechamos el impacto de un correo electrónico enviado o un video visto en nuestra computadora. Sin embargo, el sector digital es hoy responsable del 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero, revela la agencia de transición ecológica (ADEME) en un estudio (pdf). Esto es una vez y media mayor que el sector de la aviación civil.

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Reducir su huella de carbono pasa necesariamente por reducir su contaminación digital. Para ello se pueden implementar varias acciones sencillas, empezando por la instalación de mensajería interna o una red social corporativa para intercambios breves. Te permiten evitar el envío de correos electrónicos que, en todo el mundo, generan 410 millones de toneladas de CO2 al año.

Los accesorios grandes también son muy contaminantes. Es preferible insertar un enlace, o elegir una de las muchas soluciones existentes que permiten transferir archivos de forma eco-responsable.

Si bien es importante controlar tu consumo de internet, también debes darle especial importancia a la elección del equipo. Optar por una flota de TI completamente reacondicionada evita tanto la huella ambiental de la producción de dispositivos como su destrucción.

Elige proveedores eco-responsables

Para adoptar plenamente un enfoque de RSE, las empresas deben asegurarse de trabajar con proveedores comprometidos. El objetivo es tener valores ambientales comunes para avanzar, juntos, hacia prácticas sostenibles.

Para evaluar el desempeño ecológico de sus proveedores, los responsables de compras pueden confiar en las múltiples etiquetas existentes (Relaciones con Proveedores y Compras Responsables o Label B Corp). Certificaciones como Ecovadis e ISO también aseguran que los compromisos de RSE de las partes interesadas sean cualitativos y confiables.

Para una empresa, esto debe ser decisivo en la elección de sus socios para sus diversas compras, incluidos los artículos promocionales. Hoy en día, existen múltiples proveedores para hacer golosinas ecológicas. Estos suelen estar hechos de algodón orgánico, plástico reciclado o aluminio. Son totalmente reciclables y, a veces, incluso compostable.

En definitiva, el objetivo es alinear su política de compras sostenibles con sus compromisos de responsabilidad social y medioambiental.

Adopta ecogestos

Para involucrar a cada empleado en un enfoque ecológico, es imperativo implementar eco-gestos. Concretamente, se trata de acciones sencillas que todo el mundo puede realizar a diario para ayudar a reducir la contaminación. El objetivo es adoptar comportamientos más respetuosos con el medio ambiente. Esto es ahora un imperativo: según ADEME, un cambio profundo en los patrones de consumo y producción permitiría a los franceses reducir su huella de carbono en un 17% para 2030 (en comparación con 2007, el “año de referencia”).

Cuando pensamos en ecogestos para adoptar en la oficina, generalmente pensamos en reducir el consumo de papel, apagar luces y ordenadores o clasificar los residuos. También es importante encender la calefacción y el aire acondicionado solo cuando sea realmente necesario.

Los líderes pueden tomar otras medidas para ir más allá, como elegir un proveedor de electricidad verdaderamente ecológico. Este último compra su electricidad renovable bajo contrato directo con productores franceses de energía renovable. Enercoop, ilek, Énergie d’Ici y Ekwateur son los cuatro principales proveedores de energía verde reconocidos por ADEME en 2022.

Los ecogestos son pequeños reflejos a adoptar que pueden tener un impacto positivo en el medio ambiente. Para establecer un enfoque completo de RSE, se recomienda asociarlos a un Sistema de Gestión Ambiental (SGA). Esta herramienta se utiliza para monitorear, administrar y mejorar el desempeño ambiental de una empresa.

Configurar un plan de movilidad (PDM)

El sector del transporte es el primer emisor de gases de efecto invernadero. Tiene importantes consecuencias sobre el medio ambiente, como la contaminación del aire y la transformación de los paisajes. Por ello, el transporte es uno de los principales temas en la lucha contra el cambio climático.

Un estudio del INSEE publicado en 2021 revela que la mayoría de los desplazamientos de casa al trabajo se realizan en coche, incluso para distancias de 2 km. Como recordatorio, el transporte por carretera es una de las principales fuentes de CO2. Para hacer frente a este problema, existe el plan de movilidad (PDM).

Según ADEME, es ” un conjunto de medidas que tiene como objetivo optimizar y aumentar la eficiencia de los viajes relacionados con la actividad de una empresa, para reducir las emisiones contaminantes y reducir el tráfico rodado “. El objetivo del PDM es, por tanto, reforzar el uso de modos de transporte alternativos al coche privado.

Se pueden considerar varias acciones:

  • fomentar el uso compartido del coche a través de un servicio de emparejamiento interno o con otras empresas geográficamente cercanas;
  • animar a la gente a venir en bicicleta gracias al bono de kilometraje;
  • fomentar el uso del transporte público.

Implementar una estrategia de compensación de carbono

Para luchar contra el calentamiento global, es fundamental poner en marcha una estrategia de compensación de carbono. En términos concretos, se trata de financiar proyectos ecológicos que permitan evitar parcial o totalmente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Se trata de programas de reforestación y agroforestería, ligados a energías renovables o incluso de ahorro energético. Suelen instalarse en países en vías de desarrollo, que son los más afectados por las repercusiones del cambio climático. Gracias a esto, las empresas pueden participar en la neutralidad de carbono y el desarrollo sostenible.

Reducir su huella de carbono requiere, por tanto, repensar ciertos aspectos clave de su modelo de negocio y de su funcionamiento interno. Por supuesto, este es un desafío a largo plazo que requiere cambiar los hábitos y comportamientos de sus empleados y socios. Es imperativo sensibilizarlos y movilizarlos para que este esfuerzo sea colectivo.



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